Metalaxil: ¿Un fungicida útil o una amenaza para nuestras aguas?
El metalaxil es un fungicida ampliamente utilizado en cultivos agrícolas de todo el mundo. Su eficacia frente a enfermedades fúngicas del suelo y del aire lo ha convertido en una herramienta clave en la agricultura moderna. Sin embargo, su alta movilidad y persistencia han generado preocupación por su impacto en aguas subterráneas y superficiales. Pero… ¿debemos preocuparnos por su presencia en el agua potable?
¿Qué es el metalaxil?
El metalaxil es un fungicida sistémico que actúa inhibiendo la síntesis de ARN en hongos, afectando el crecimiento del micelio y la formación de esporas.
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Nombre químico (IUPAC): Methyl N-(methoxyacetyl)-N-(2,6-xylyl)-DL-alaninate
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Fórmula molecular: C₁₅H₂₁NO₄
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CAS: 57837-19-1
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Usos principales: control de mildiu, podredumbre de raíces y enfermedades del suelo en cultivos como patata, cebolla, tabaco, soja, cítricos, tomate, maíz y ornamentales.
Se aplica en tratamientos foliares, al suelo y como recubrimiento de semillas.
¿Puede llegar al agua potable?
Sí. El metalaxil tiene una alta solubilidad en agua (8400 mg/L) y una movilidad moderada a alta en suelos, especialmente en aquellos con bajo contenido orgánico.
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Detectado en aguas subterráneas en EE.UU. en hasta 5 estados, con valores de hasta 236 µg/L, muy por encima del límite de 0.1 µg/L establecido por la UE.
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En Galicia (España), se ha identificado en aguas superficiales con concentraciones entre 22 y 33 µg/L debido a su uso intensivo en cultivos de patata.
Además, se ha demostrado que tanto el metalaxil como su principal metabolito CGA-62826 tienen una gran capacidad de lixiviación en suelos arenosos, alcanzando capas profundas del subsuelo.
¿Qué efectos tiene sobre la salud?
Aunque no está clasificado como cancerígeno, los estudios indican:
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Baja toxicidad aguda en mamíferos y aves.
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Posible toxicidad crónica con exposición prolongada.
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Acumulación en peces en tejidos no comestibles, aunque se elimina rápidamente.
La OMS no ha establecido un valor guía en agua potable, pero la Directiva Europea 98/83/CE fija el límite general de 0.1 µg/L por pesticida individual.
¿Y su impacto ambiental?
El metalaxil supera los niveles de preocupación (LOC) de la EPA para contaminación de aguas subterráneas:
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Persistente en condiciones de laboratorio (DT₅₀ hidroclásico hasta 200 días).
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Estable a la fotodegradación (vida media hasta 400 días).
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DT₅₀ en suelo: de 14 a 56 días en campo.
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Puede migrar hasta 48 cm de profundidad.
Un estudio español identificó su presencia en ríos de zonas agrícolas intensivas durante todo el año, con mayor frecuencia en primavera y verano, indicando que el uso estacional intensivo y la cercanía del nivel freático son factores clave en su movilización.
¿Puede eliminarse del agua?
Sí, existen técnicas prometedoras como:
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Biorremediación con microorganismos como Pseudomonas sp., capaces de degradar completamente el metalaxil en 28 días sin dejar residuos tóxicos.
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Sistemas avanzados de filtración o tratamiento de ozono, útiles para áreas agrícolas vulnerables.
Conclusión: ¿Debemos preocuparnos?
Sí, especialmente en zonas agrícolas intensivas. Aunque el metalaxil no representa una amenaza inmediata a la salud humana en bajas concentraciones, su alta movilidad y persistencia ambiental lo convierten en un contaminante de interés prioritario.
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Recomendaciones clave:
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Monitoreo regular del agua en zonas agrícolas.
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Promover buenas prácticas agrícolas para evitar su lixiviación.
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Aplicar técnicas de biorremediación o tratamiento avanzado si se detectan niveles preocupantes.