Hierro en el Agua Potable: ¿Es Peligroso?
¿Qué es el Hierro?
El hierro es un metal que se encuentra de forma natural en la corteza terrestre, lo que significa que puede estar presente en el agua de pozos y manantiales. Es uno de los recursos más abundantes de la Tierra, constituyendo al menos el 5% de su corteza. En el agua, el hierro puede presentarse principalmente en dos formas: como hierro ferroso soluble (Fe2+) o como hierro férrico insoluble (Fe3+) en forma de partículas suspendidas.
¿Cómo llega al agua potable?
El hierro se disuelve en lagos, ríos o aguas subterráneas a medida que el agua se mueve a través del suelo y las rocas. Algunas áreas pueden tener niveles naturalmente más altos de hierro en el agua subterránea. Además, el hierro puede llegar al agua potable a través de las tuberías y accesorios de fontanería fabricados con este metal.
¿Qué efectos puede tener en la salud?
El hierro es un mineral esencial para nuestra salud, ayudando a transportar oxígeno en la sangre. Las personas consumen hierro de muchas fuentes diariamente. En concentraciones habituales en el agua potable, el hierro no se considera perjudicial para la salud. Sin embargo, beber agua con concentraciones elevadas de hierro (por ejemplo, superiores a 2 mg/L) podría aumentar el riesgo de:
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Problemas estomacales
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Náuseas
Además, aunque no representen un riesgo para la salud, los altos niveles de hierro pueden causar:
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Sabor metálico desagradable
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Mal olor
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Agua de color rojizo o marrón
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Depósitos minerales en inodoros, fregaderos y bañeras
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Sedimentación (pequeñas partículas de hierro que se asientan en el fondo de un vaso de agua)
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Manchas rojizas o anaranjadas en la ropa o superficies que entran en contacto con el agua
¿Cuánto hierro es demasiado?
La presencia de tan solo 0.3 mg/L de hierro puede hacer que el agua adquiera un color marrón rojizo y cambie su sabor y olor. La Organización Mundial de la Salud (OMS) clasifica el hierro como un contaminante estético secundario debido a los problemas organolépticos y estéticos que causa a partir de concentraciones relativamente bajas.
• OMS: recomienda un valor menor a 200 µg/L para la salud.
• BOE (Real decreto 3/2023): establece un límite máximo 100 µg/L .
¿Qué impactos puede tener sobre el sistema?
Altas concentraciones de hierro en el agua pueden tener varios impactos en los sistemas de agua:
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Daños en las instalaciones y corrosión: Las bacterias del hierro pueden oxidar el hierro de las tuberías, formando depósitos de óxido férrico que causan corrosión y obstrucciones, reduciendo la vida útil de las tuberías y pudiendo provocar fugas.
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Contaminación microbiológica: El hierro puede favorecer la proliferación de bacterias ferro-bacterianas que forman biopelículas en las tuberías, dificultando la desinfección y contribuyendo al deterioro de la infraestructura.
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Formación de sedimentos y bloqueos: Cuando el hierro se oxida, se transforma en óxido férrico insoluble (Fe3+) que se deposita en tuberías, tanques y sistemas de distribución, formando sedimentos fangosos que reducen la capacidad de las tuberías y aumentan los costos de mantenimiento.
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Interferencia en los procesos de potabilización: La presencia de hierro puede comprometer los tratamientos de cloración y desinfección, ya que el cloro se combina con el hierro formando compuestos menos eficaces. Los filtros también pueden obstruirse más fácilmente, reduciendo la eficiencia de la purificación.
¿Cómo se puede eliminar el hierro del agua?
Existen diversas opciones de tratamiento para el hierro en el agua potable, que varían según la forma del hierro y su concentración:
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Ablandadores de agua de intercambio iónico: Pueden ser efectivos para el hierro ferroso.
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Sistemas de aireación o filtros de arena verde: Oxidan el hierro ferroso a férrico para su posterior filtración.
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Oxidación química seguida de filtración: Utiliza oxidantes como cloro, peróxido de hidrógeno o permanganato de potasio para convertir el hierro soluble en partículas insolubles que luego se pueden filtrar.
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Ósmosis inversa: Un sistema debajo del fregadero con certificación NSF/ANSI Standard 58.
Es importante reevaluar el agua potable para detectar hierro después de instalar cualquier sistema de tratamiento para asegurarse de que los niveles estén por debajo del estándar de agua potable. No se debe intentar eliminar el hierro hirviendo el agua, ya que esto no lo elimina; solo se evapora el agua, concentrando el hierro restante.
Conclusión
Aunque el hierro en sí mismo no es un riesgo directo para la salud humana en las concentraciones habitualmente encontradas en el agua potable, sus niveles elevados pueden afectar el sabor, el olor y el color del agua, además de dañar las infraestructuras de tuberías y sistemas de tratamiento. Por ello, es importante su monitoreo constante y la aplicación de tratamientos adecuados para asegurar la calidad del agua de consumo.