MEDICAMENTOS EN EL AGUA POTABLE: UNA PREOCUPACIÓN EMERGENTE PARA LA SALUD
El agua potable es un recurso vital, y su pureza es fundamental para nuestra salud. Sin embargo, una preocupación emergente en el ámbito de la calidad del agua es la presencia de productos farmacéuticos. Aunque se encuentran en concentraciones muy bajas, la detección de medicamentos en nuestros suministros de agua plantea interrogantes sobre sus posibles efectos a largo plazo en la salud humana y el medio ambiente.
¿QUÉ SON LOS MEDICAMENTOS EN EL AGUA Y CÓMO LLEGAN A ELLA?
Los medicamentos en el agua se refieren a los productos farmacéuticos y sus metabolitos que se detectan en diversas fuentes de agua, incluyendo ríos, lagos, aguas subterráneas y, en ocasiones, el agua potable.
La principal vía por la cual los productos farmacéuticos ingresan al medio acuático es a través de las excreciones humanas y animales. Después de ser ingeridos, los medicamentos son metabolizados parcialmente o no metabolizados por el cuerpo y luego excretados en la orina y las heces. Estos compuestos llegan a los sistemas de alcantarillado y, a pesar de los tratamientos de aguas residuales, pueden persistir y ser liberados en los cuerpos de agua.
Otras fuentes incluyen:
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Desecho inadecuado: Medicamentos vencidos o no deseados que se tiran por el inodoro o el desagüe.
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Instalaciones de fabricación: Las plantas de fabricación de productos farmacéuticos pueden ser una fuente significativa de contaminación, liberando concentraciones mucho más altas que las que se encuentran en los efluentes de plantas de tratamiento de aguas residuales municipales.
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Uso veterinario: Medicamentos administrados al ganado y otros animales también pueden llegar al medio ambiente a través del estiércol y la escorrentía agrícola.
Las plantas de tratamiento de aguas residuales no están diseñadas para eliminar completamente todos los productos farmacéuticos, lo que permite que una porción de estos compuestos pase a los efluentes y, eventualmente, a las fuentes de agua potable.
¿REALMENTE REPRESENTAN UN RIESGO PARA LA SALUD?
La presencia de productos farmacéuticos en el agua potable ha generado preocupación entre reguladores, gobiernos, proveedores de agua y el público en general sobre los posibles riesgos para la salud humana por la exposición a niveles muy bajos de estos compuestos.
Aunque las concentraciones detectadas son extremadamente bajas (nanogramos o microgramos por litro), que son miles de veces menores que las dosis terapéuticas, la exposición crónica y combinada a múltiples compuestos es un área que requiere más investigación.
Los posibles efectos sobre la salud incluyen:
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Efectos en la vida acuática: Las concentraciones, incluso bajas, de productos farmacéuticos pueden tener efectos adversos en los organismos acuáticos, afectando su desarrollo, reproducción y comportamiento. Esto incluye la feminización de peces por exposición a estrógenos sintéticos.
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Resistencia a antibióticos: La presencia de antibióticos en el medio ambiente podría contribuir al desarrollo y la propagación de bacterias resistentes a los antibióticos, lo que representa una grave amenaza para la salud pública.
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Efectos en la salud humana (hipótesis): Aunque la evidencia directa de efectos adversos para la salud humana por la exposición a estos niveles traza en el agua potable es limitada, existe la preocupación teórica sobre posibles interrupciones endocrinas, impactos en el desarrollo y la función de órganos, o efectos acumulativos y sinérgicos de la exposición a múltiples compuestos. Los grupos más vulnerables, como los fetos, los bebés, los niños pequeños y las personas inmunocomprometidas, podrían ser más susceptibles.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) enfatiza la necesidad de priorizar esta cuestión emergente en el contexto general de la gestión de la seguridad del agua, que incluye riesgos microbianos y otros riesgos químicos.
¿CÓMO SE REGULAN Y QUÉ MEDIDAS SE TOMAN PARA LA PREVENCIÓN?
Actualmente, no existen regulaciones federales específicas en muchos países, incluyendo Estados Unidos, que establezcan límites para la mayoría de los productos farmacéuticos en el agua potable. Sin embargo, las agencias gubernamentales y las organizaciones de salud están intensificando sus esfuerzos para monitorear y comprender la presencia de estos contaminantes emergentes.
Las medidas para prevenir y gestionar la presencia de productos farmacéuticos en el agua incluyen:
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Eliminación adecuada de medicamentos: Campañas de concientización para educar al público sobre la importancia de no desechar medicamentos por el inodoro o el desagüe. Se promueve la devolución de medicamentos no utilizados a farmacias o programas de recolección especializados.
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Mejoras en el tratamiento de aguas residuales: Investigar e implementar tecnologías avanzadas de tratamiento de aguas residuales, como la oxidación avanzada, la nanofiltración y el carbón activado, que son más efectivas para eliminar productos farmacéuticos que los métodos convencionales.
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Monitoreo e investigación: Realizar estudios continuos para monitorear los niveles de productos farmacéuticos en las fuentes de agua y el agua potable, así como investigar sus posibles efectos en la salud a largo plazo. Esto incluye la colaboración entre agencias de salud, ambientales y farmacéuticas.
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Evaluación de riesgos: Desarrollar marcos para evaluar el riesgo para la salud humana asociado con la exposición a niveles traza de productos farmacéuticos en el agua potable, considerando la exposición combinada a múltiples compuestos.
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Gestión de fuentes: Implementar medidas para reducir la liberación de productos farmacéuticos desde su origen, incluyendo prácticas más sostenibles en la fabricación farmacéutica y en el uso de medicamentos en la agricultura y la ganadería.
La OMS ha publicado directrices para la gestión de las preocupaciones sobre los productos farmacéuticos en el agua potable, basándose en el conocimiento y la evidencia científica disponible.
CONCLUSIÓN
La presencia de medicamentos en el agua potable es un tema complejo que requiere un enfoque proactivo y basado en la ciencia. Aunque las concentraciones actuales son bajas y los riesgos para la salud humana no están completamente claros, la preocupación por los efectos a largo plazo y la resistencia a los antibióticos justifica una investigación y una acción continuas. La clave está en una gestión integrada que aborde la eliminación adecuada de medicamentos, mejore las tecnologías de tratamiento de agua y fomente una mayor investigación para proteger la salud pública y nuestros ecosistemas acuáticos.